sábado, 21 de agosto de 2010

Todos los fuegos el fuego...



nnHace tiempo que no escribo. Hace tiempo que sólo me dedico a ser maestra-ciruela-pasa-presa de adolescentes hambrientos. Sin embargo, ayer algo me despertó de mi letargo y, por un momento, dejé de ser para otros-por otros y reí. Algunos hombres libros-libres me contaron relatos para despertar y reí-reí-reí. Palabras de Hoffmann brotaban sacadas de un murciélago rojo y las de Burroughs, de un yuppie iluminado. Un punkie recitaba a Borges y me regaló el aleph encapsulado, mientras una mujer-anciano temblaba contando El Resplandor, de King. Y mucho más. Disfruté (como hacía mucho no disfrutaba), sonreí (como hacía mucho no sonreía), respiré (como hacía mucho no respiraba) y reí-reí-reí.
nnnAntes de despedirme, yo, Pandora, recomiendo una total entrega a Fahrenheit 451, una obra nada minúscula, en el CineClub Municipal Hugo del Carril.   

No hay comentarios: